2014/08/26

Ave de adorno no caza
A mis amigos Andrés e Inés, que me lo han pedido.

En pleno verano, quedamos para cenar más de treinta amigos de una red social. En un espacio que aún estaba libre frente a mí, se sentó una mujer a la que no conocía, de aspecto generoso en sus formas y estar aparentemente ausente, a pesar de entrar hablando al restaurante con otros dos comensales que tomaron plaza a mi derecha. Entre vinos que regaba nuestro gaznate y a medida que empezó a hablar la mujer, unos colores fuertes empezaron a adornar su rostro cada vez con más intensidad, transformándole pelos en plumas y boca en pico.

Yo no me podía observar, pues no tenía ningún espejo a mano, pero creo que mis pupilas se dilataron cubriendo toda la córnea, al escuchar y creer ver como de un pico rodeado de colores, en difícil vocalización, pronunciaba frases inconexas con gran variación de ideas, como jamás había escuchado.


La visión duró un nanosegundo, recuperándome tras una sonrisa que delataban mis ojos, pero que pretendía ocultar mi mano, báculo de mí barbilla. Al tiempo, mostraba un interés por lo confundido del monólogo que entraba por mis oídos, y sin dar pábulo a mis sentidos, ni al silencio de los otros comensales próximos con los que había entrado el ahora ave, quise pensar que tanto mi fantasía como mis disminuidas audición e inteligencia estaban jugando conmigo.

Cuando hablaba, no ponía el pico hacia el interlocutor al que se dirigía, salvo al terminar una de sus frases, cuyo punto final marcaba el silencio. Si mirabas el ave a los ojos, o seguías sin decir esta boca es mía, comenzaba otra perorata de negocios en otros continentes, marido que apenas veía, viajes en cualquier momento del año y vacaciones supuestamente de lujo. Me pareció una triste ave, catalogada tiempo ha en la historia del hombre, de pico loco, vuelo de esa vanidad del quiero y no puedo y garras para pescar incautos fatuos.

Volví en mí, si es que alguna vez me había abandonado, y no di importancia al despliegue de tanto color y palabras, que tan brevemente creía haber contemplado.


© Samier 2014 08 26