2015/07/28

Residencia

Pronto, la idea de que era un hotel se transformó en otra cosa. Muchos de sus inquilinos no podían valerse por sí mismos.  Antes,  más que tarde, me vi yo también en esa situación. Apenas podía levantarme y siempre con unos dolores agudos en mis rodillas,  que la artrosis se encargaba de aumentar y trasladar a mis dedos, ya rígidos, sin apenas movimiento, casi paralizados. La cabeza, en algunas ocasiones lo puedo comprobar, ya no me responde bien. ¡Con qué facilidad olvido las cosas que me acaban de contar¡ Necesito que me cuenten lo mismo dos y tres veces. Mi hija me dice que eso se llama edad, 94 años tengo ya, de eso sí que me acuerdo siempre. Mis amigas de comedor están casi igual que yo, con diferencias en las dependencias, como dicen las auxiliares que nos llevan y traen en las sillas de ruedas, con no demasiado mal trato, según de quién se trate. Seguimos siendo personas, pero impedidas, y eso parece que no lo aprecian, pues no lo sufren ellos. A la juventud les quedan lejos estas sensaciones,  en el tiempo y en su empatía. Yo me resisto a considerarme dependiente, pues intento levantarme de la silla y ya van tres veces que me caigo por no hacer uso de las ayudas. Testaruda soy y por eso sigo viva, pues además me aterra pensar en que un día … Mi cara se transforma cuando veo llegar a cualquiera de mis hijos, y mira que yo no he sido una persona dada a manifestar mis sentimientos, pero ahora…¿qué estaba diciendo? Ah sí, que me dejes en paz. ¡Vas a saber mejor que yo ponerme las bragas! ¡Quita…! Qué duro es sentirse sola e imposibilitada. He tenido un episodio de depresión, pero la rabia que siento me mantiene a flote, incluso me olvido y me repito, pero soy capaz de sonreír y divertirme cuando hay espectáculos en este lugar en que me encuentro, que no sé realmente qué es …



© Samier  2015 07 

2015/07/21

Era una foto

La excitación poseyó mi cuerpo y no podía perder tiempo. Quería quitarme el sabor de mi cigarrillo que fumé con profunda ansia mientras esperaba la llegada de Clodo. Acababa de escuchar como metía la llave en la puerta y me dispuse a esperar sobre la cama para dejarle observar con parsimonia mi lencería nueva y el deseo de mi alma.

                                                Autor foto desconocido

Gritó mi nombre desde la puerta. Su voz profunda excitó más su voluptuosidad, como si en mi oído penetrara el encanto de Narciso ante el lago. Me coloqué de forma que creí irresistiblemente sensual. Abrió la puerta, me miró rápidamente y dijo: ¿ Todavía así? ¡ Venga, que vamos a llegar tarde! Me levante de la cama y solté sin control el café de las cinco.


Samier 2015 07