2014/09/05

Ni cien palabras eróticas


Me pides que me entregue entero y conduzco el nardo hasta la tierra que me reservas. Lo planto poco a poco para que lo acojas con fuerza y se asiente completamente. Paramos el tiempo, pues la marea de tu mar ya lo zarandea a su gusto. 

Entre flujo y flujo, marea y marea el alba se aproxima a los cuerpos fundidos, que entre sueños y duermevelas despiertan al calor del primer sol, en sus primeras horas de vida... 



© Samier 2014 09 05

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sútil y elegantemente erótico

Manuel dijo...

Gracias anónimo.