Eras
En
la edad en que el tiempo no existe, corren a jugar en descontrolada alegría,
inocencia pura y sencillez de pensamiento primario. Coger las frutas de los
árboles situados al otro lado del muro, tras cruzar el prado de las sorpresas, donde
las ranas y grillos cantan, tiene delito para quien no permite el acceso y
amenaza a la inocencia con sal comprimida en el culo. El guardián comprensivo nunca
dispara su escopeta, asusta con sus gritos, pero deja huir con los “perucos” en
el bolsillo a los seres sin tiempo. Son
Eras, ya imposibles, de mi ciudad pequeña, León.
@ Samier 2015 10
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