2015/06/05

Amor es vida

Por el camino de niebla, sin rumbo, sin asideros, sin referencias, el corazón avanza y rige una razón excitada, sin sosiego, que se debilita con la misma parsimonia que la madera con carcoma, y deja una aspecto íntegro, pero roto. Si el caminante de la vida, a pesar del sinsentido en que se mueve, logra imponer su voluntad, verá como la luz de su interior abre, con llamada muda de gritos, una vía de luz hacia la luna, en la noche oscura.

La música de un riachuelo percibida en el bosque espeso de robles pule las piedras de su seno, dando el más hermoso de los brillos, lo que es interpretado y recibido por el que anda como canto celestial que altera, aún más si cabe, los más profundos y maltratados instintos del que busca sin descanso, aunque sus ya aturdidos, pero todavía no desequilibrados sentidos, le hagan verse como la marioneta que vive pendiente de los hilos más finos, cuasi-ajenos y delicados, que sólo el propio ímpetu sostiene, y que las pequeñas cosas que le rodean e influyen ayudan en el viaje salpicado de incertidumbre, hacia una meta incierta.

Pero aún, cuando la pesadilla no pase, si el objeto del deseo se manifiesta claro, como la maravillosa noche de la luna llena y firmamento estrellado, la comunión se establece, y los elementos más alegres con que se manifiesta la vida invaden con acordes de amor y más entrega el deseo de compartir la propia esencia que a uno sostiene sobre la tierra caliente y acogedora.

En los días de madurez, la primavera de la existencia y el anuncio de su ocaso juegan con la inocencia de los primeros días a la búsqueda de un tiempo propio, en la serenidad del que se sabe que no es eterno.


En esa época de la existencia, cuando el ansiado amor se digna penetrar el alma del que anda, las dificultades se desvanecen, las voluntades de dos se hacen una, el más estrepitoso de los ruidos no se escucha o se entresacan de él armoniosos acordes de fuerza exultante. Todo se positiva y todo es susceptible de ser mejorado, pues es tiempo, en los inicios de la madurez, de escuchar el grito interior que clama y reclama para sí, para nosotros, la vida.


Fluyo en vida de amor a Carmen.
© Samier 1994

Renovado hoy 2015-06 a través de este blog. 

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