Gato
No
sabía qué hacer con el cuchillo manchado de sangre, pero le dio una
patada. Miró a un lado, a otro, sintió como la oscuridad escondía
unos ojos que le observaban. Se agazapó contra la pared más negra y
observó el lugar que parecía ofrecer una salida, hasta acostumbrar
la pupila a la ausencia de luz. Pasaron unos segundos interminables y
escuchó en el silencio de su corazón unas pisadas que se alejaban
del lugar en que se encontraba. No podía saber si había sido visto
y lo que era peor, si había sido reconocido. Se levantó lentamente
y caminó por las sombras en compañía de la duda que no le iba a
dejar dormir.
Se
estiró, agudizó los oídos, estiró el cuello y giró la cabeza en
todas direcciones. La noche sin luna se había apoderado del
silencio. Lentamente caminó fuera del local. Apenas había viento y
él se movía en simbiosis con las sombras de las ramas del parque
que le conducían hacia el río. Se limpió y decidió volver donde
se encontraba el cadáver, tomando más precauciones para no ser
visto. Tenía que llevárselo a un lugar más seguro.
Cogió
lo que en su propia piel era un fardo. Apenas le arrastró, y en
volandas, ágil, lo trasladó hasta el lugar menos visitado del
parque en que se había lavado. En el calor nocturno del verano
paraba la excavación para observar que no había nadie próximo que
pudiera descubrir su trofeo. Rápidamente, hizo el hueco suficiente
para no dejar algo al aire, ni siquiera el rabo. Le enterró, y como
el que se acaba de quitar un peso de encima, caminó contento, casi a
saltos, en dirección a su hogar, donde su ama le iba a estar
esperando con el pienso de todos los días. Se acicaló antes de
entrar en la casa para no dejar ningún rastro de tierra y se acomodó
en su cama esperando el amanecer, cual gato doméstico que era.
©
Samier 2014 09
2 comentarios:
Gracias Manuel me gusta mucho y el tema liga muy bien con la fotgrafia, gracias si necesitas algo ya sabes...
Ese gato asesino bien pudiera inspirar una buena película d Hitchcok... aplauso!
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