Impostura al sol
Ágil Slop, ciego y lleno de codicia,
cruzó la gatera para colocarse al sol de invierno, en el lugar que más la
placía, desde donde podía purgarse a un tiempo.
Siguió Kiko, el bello de mirar huidizo, que se establece en su atalaya
de líder. Blas, el pequeño del grupo, incordió y saltó a los otros dos,
soltando alguna tarascada que otra, para aposentarse donde su capricho quiso, y
mirar de frente al sol que le cerraba los ojos en un duerme vela. Lo intentó
Miki, pero no cruzó la gatera, arañó ante la indiferencia y gimió hasta que su
corazón quedó roto. Entonces, se movieron los tres, olfatearon y dieron vueltas
a ese sol en negro que les acabada de abandonar, sin siquiera emitir un "miaou".
@ Samier. 2015 08
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